(imágenes de internet)
Materiales que necesitamos:
Pintura acrílica negra y blanca.
Craquelador.
Pincel.
Lo conseguimos en tres sencillos pasos, necesitamos la pieza que queremos transformar limpia:
1) Pintamos la superficie con el color de fondo, el que menos se verá en el trabajo final. En este caso he utilizado una pintura acrílica de color negro.
2) Cuando esté seco, aplicaremos el craquelador, dando las pinceladas siempre en la misma dirección Es de apariencia más líquida que la pintura acrílica y de color transparente. Debemos dejar secar como mínimo 4 horas. El craquelador mantiene sus cualidades durante 1, 2 o incluso 3 semanas, así que si no tenemos tiempo podemos dejarlo ahí y seguir cuando volvamos a tener un huequito.
3) Ahora pintaremos con el color que hemos escogido para el acabado, en mi caso el blanco. Las pinceladas deben darse en el mismo sentido en el que aplicamos el craquelador. Deben ser pequeñas y encadenadas. Super importante: ¡no dar brochazos supersupuestos! Arrastraríamos el craquelador y destrozaríamos el efecto.
Las grietas van apareciendo conforme se va secando la pintura. La amplitud de la grieta depende de la cantidad de pintura que se haya puesto sobre el craquelador.